lunes, 23 de junio de 2025
Sé que esto es completamente nuevo para ti; sé que recién te enteraste que escribo algo más que mensajes de texto monosilábicos con faltas de ortografía y emoticones comunes. También sé que no eres fanática de la lectura, así que trataré de ser breve.
Como sabrás, el día de hoy en la CDMX la lluvia está imparable, el ambiente frío y el viento corre de un lado a otro haciéndole la vida más difícil a la gente tonta que no valora este clima. Sin embargo, para mí es la mejor fuente de inspiración para dedicar párrafos a aquellos que han hecho mi vida un tanto distinta; y pues te toca a ti.
Las gotas que cayeron sobre mí esta mañana llegaron de a poco, con cautela pero sin tanta sorpresa y aunque me abrazaron con cierta extrañeza, entre sus sutiles susurros ya se escuchaba la afinidad; tal como se dio nuestra amistad. Sí, estoy comparando el camino que tomamos la una hacía la otra, con una parte del ciclo del agua…
Y tal como ese famoso ciclo, deseo que esto dure para toda la vida. Deseo que esto vaya y venga, que suba y baje, que se transforme y fluya. Estoy consciente de que existe la posibilidad de que, al igual que el fenómeno de la lluvia, esto sea temporal. Lo hemos hablado, las amistades a veces son pasajeras; no obstante, anhelo que esto sea algo así como un huracán que viene y va, que se arma y se desarma, que no se detiene ni se cansa. Tal vez, incluso podamos ser las próximas causantes del nuevo mito del Arca de Noé. ¿Te imaginas? ¿El Arca de Noelia, 40 años naufragando?
¡En fin! Regresando al punto principal de esta carta…
Hoy, gracias al clima, entendí que así como en el agua que cae del cielo, en ti he encontrado algo increíble y preciado.
Y solo quiero decirte que considero que en relativamente poco tiempo, te has convertido en una parte muy importante de mi día a día y estoy muy agradecida por ello.
No solo doy gracias por ahora tener a quien pedirle de favor que me abra la puerta cuando olvide mis llaves en el taxi, sino también por tener con quien compartir gustos, chismes, frustraciones, malestares y enojos a unos cuantos escalones de mi piso. Gracias por dejarme compartir palomitas, tequila, mascotas y hasta grandes logros contigo.
Ahora sí, ya es todo. Espero no haberte aburrido con este largo texto.
Te quiere,
Una vecina chismosa.
P.D. Feliz cumpleaños.
sábado, 21 de junio de 2025
Siento que hoy necesito escribirle. Para ser sincera, no sé exactamente cuántos textos le he dedicado hasta la fecha, ni siquiera estoy segura de haberle ya escrito una de estas cartas. Pero justo en este momentos, mis dedos se sienten temblar con grandes ansias por dejar ir las palabras, así que aquí estoy…
Hoy, por primera vez en años, me puse a escuchar esa lista de reproducción que dediqué a aquellos sentimientos que tenía para con usted; aunque derramé un par de lágrimas, noté que ha dejado de doler. Hoy, por primera vez, le lloré al mero recuerdo de tener a alguien a quien llorarle, de tener a una persona especial con la cual soñar y por la cual sentir que el amor podría valer la pena. Hoy, al fin puedo decir que mi corazón ha cicatrizado.
Aunque para muchos esto suene como algo bueno, mi pecho se llenó de sollozos y mis ojos de agua con cada canción. Por favor, entienda que no tiene que ver con usted; bueno, un poco sí. Ese poco se refiere a que usted fue el segundo hombre en mi vida que me hizo, literalmente, soñar con tener un vínculo familiar tradicional. Ya sabe: matrimonio, suegros, cuñados y hasta un pequeño equipo de fútbol propio. Mi duelo ahora es con eso. El dolor que siento no es porque mi profesor ya no está y yo lo amé como a nadie, no. El dolor actual, es porque el sueño que fue usted, se fue con usted y nunca más volverá.
¿Cómo puedo estar tan segura de que no volverá? Por varias razones. Uno, las cosas no suceden dos veces de la misma forma en el universo, nunca. Sí puede suceder dos veces la misma cosa, pero nunca de la misma manera. Dos, fuiste una fantasía muy arraigada a un algo, en lo que todavía estoy trabajando que tiene todo que ver con un progenitor narcisista y nada con su forma de enseñar; así que técnicamente no era usted, eran mis traumas. Y tres, me costó sangre, sin embargo al fin entendí que si bien, yo lo veía perfecto para mí, yo nunca lo fui para usted. De haberlo sido, todo habría sido diferente.
También, debo admitir que esta cicatriz siempre estará presente y quizá en algún punto vuelva a sentirse arder. Fue importante y nunca lo negaré. Creo que nunca seré capaz de contar mi historia sin mencionarle. Pero ya no me quita el aliento, ya no me quita el sueño, ya no me quita el apetito. Se ha ido y al fin soy libre de usted, de ese espejismo que alguna vez llamé anhelo y de aquellas expectativas que nunca debí haber puesto sobre mi mesa porque jamás fueron parte de mi médula.
Los duelos pueden durar unos minutos, días, semanas, meses, años o incluso, pueden ser eternos. Todavía no decido el plazo de cada duelo que viví gracias a ti, contigo y por ti. Mas, la libertad será mi nueva maestra. Ahora ella se encargará de agendarme esa tarea.
Te deseo toda la felicidad del mundo, en serio. Adiós,
Tu peor alumna.
jueves, 17 de mayo de 2018
viernes, 29 de mayo de 2015
domingo, 12 de abril de 2015
lunes, 17 de noviembre de 2014
También quiero pedirte una disculpa por decir aquello que no quieres escuchar, y al mismo tiempo advierto que lo seguiré haciendo. Sé que piensas que te criticaré o juzgaré y por eso te digo las cosas como van, sin embargo te afirmo que nunca lo he hecho. Cada persona es dueña de sí misma y a mi parecer ni siquiera juzgarte a ti mismo está permitido por el simple hecho de que somos humanos y no lo podemos saber todo. Y no te digo las cosas para herirte. Para mí la sinceridad es lo mejor de nuestra relación y aunque a veces te duela escuchar mis palabras, tienes que hacerlo. No soy Pepé Grillo pero Tanya Chapulín se le acerca o ¿no?
Y por último quiero pedirte perdón por todo lo que no te digo o no te dije. Muchas veces me he preguntado porque nunca he podido hablarte directamente de ese cariño que existe en mi corazón de piedra para aquel chico del cual ambas sabemos su nombre, y siempre me respondo lo mismo: no lo sé. Creo que tiene que ver con el hecho de que tú estuviste ahí todo el tiempo y por eso no es necesario dar detalles de lo que tú viste, y al mismo tiempo siento que mucho tiene que ver con el hecho de que ni siquiera yo tengo nombre para esa situación. Sé que no soy exactamente un libro abierto pero tampoco me considero una mente totalmente cerrada. Contigo hablo y confieso muchas cosas, sabes de mi familia, de mis “amigos” y hasta de mis mascotas, aunque claro está que hay muchas más que me guardo. No por miedo o desconfianza, sino porque muchas veces simplemente no estoy lista para hablar. Tú mejor que nadie sabe que pienso demasiado y al hacerlo creo que mi necesidad de hablar se desvanece un poco. Además, hasta ahora no me he llenado de sentimientos porque el escribir me ayuda a sacar las cosas.